miércoles, 18 de julio de 2007

Un país feliz

Bueno... es difícil empezar con moderación un texto que surge de la ira. Hoy comprobé el cinismo político que reina en México. ¿He dicho "político"? Dedicándome, al menos como estudiante, a la Filosofía Política, ya no tengo claro bien a bien qué es la política en México. El problema, a mi parecer, radica en la idea misma de lo que es "política". No es aquí el lugar para una complicada disertación teórica, de lenguaje complicado y por ende, cerrada a un pequeño grupo de estudiosos. Sólo recordaré, como siempre lo hago, basándome en autores clásicos o poco apreciados por el público masivo -incluso en filosófico-, que la política, pensando la manera en que Aristóteles (el gran filósofo griego), era la actividad de los hombres libres, la actividad pública que exigía para mentenerse en su verdadera naturaleza del ejercicio de la virtud, sobre todo la Justicia, que era la virtud perfecta que sólo podía tener existencia al cumplir todas las demás. ¡Qué lejos está esta preciosa idea en nuestro país!
Lejos estoy de ser una persona optimista, y aún más menos de ilusa. Soy de naturaleza escéptica, pesimista, un poco nihilista e incluso medio misántropa, pero creo tener mis razones, que no expondré ahora para volver al tema.
México es, a todas luces, un país de abismales contrastes, y de penosa idiosincracia, que se nota en casi todo. Una de las 100 mejores universidades del mundo, obvio, hablo de la UNAM, y una jerarquía católica que simplemente no permite la evolución a libertades que en cualquier sociedad efectivamente desarrollada son claras. Deberíamos estar planeando la legalización de la droga y de la eutanasia, o ver cómo subir el promedio educativo del país más allá del patético nivel primaria que tenemos... pero claro... la solución es la educación técnica.
Ya ni hablemos de la corrupción en la clase política y de que ni a una elección presidencial transparente aspiramos.
El asunto que me hace pensar todo esto es una serie de anuncios de Telcel que vi hace un par de horas. Decían algo así como: "Soy Telcel porque también soy mexicana".. genial, nueva característica de nuestro nacionalismo. "Soy Telcel porque nací Telcel"... ¡sin comentarios!
México es un paraíso, claro, porque se puede evadir al fisco, mientras no se sea de la clase trabajadora que recibe dinero por honorarios, el requisito es ser empresario y cambiar el nombre de tu empresa, por ejemplo, de supermercados, cada determinado tiempo para acceder al privilegio fiscal de 7 años por segunda vez.
Se puede ser el hombre más rico del mundo... o el segundo, ya ni sabemos bien, mientras el poder adquisitivo general es bajo, muy bajo. Pregunta para los profesionistas: ¿viven de acuerdo a sus estudios? Para los científicos: ¿Les conviene vivir aquí? Para los humanistas: ¿Cuál es el futuro de sus áreas de trabajo? ¿Sabían que, por idea de los encargados de le educación publica en México, se pretende que 4 diplomados sean equivalentes a una Maestría?
Pero bueno, lo claro es que lo que nos hace mexicanos es eso, el tener un teléfono Telcel. Así nació mucha gente y seguramente así vivirá, porque a lo que aspiramos es a crear a otros de los mayores magnates del mundo, pero no a generar premios Nobel, ni gente con una idea clara de los derechos y obligaciones que implican el ser ciudadanos de una sociedad común a todos.
Todos somos Telcel, pero no importa si somos analfabetas, o si vivimos en una sociedad sin garantías sociales básicas que se suponen son parte de la idea misma de Estado, esa idea que cada vez es más abstracta, y me refiero a cosas tan simples como la seguridad, empleo (en esta moda de ser el "presidente del empleo"... pero, ¿de qué clase de empleo?), la libertad de culto, y en general lo que podemos considerar "calidad de vida" y dignidad.
Espero que después de leer esto se sientan tan coléricos como yo.

1 comentario:

Ol dijo...

Me encantó!!! Escribes super bien!! Bueno pues nos leeremos en el futuro Sr. Profe.